viernes, 6 de mayo de 2016

EL MEDIO AMBIENTE

El medio ambiente... podríamos decir que ya hace siglos que lo estamos destruyendo, ya que en el siglo XIX empezó a haber poetas ecologistas que escribían y se preocupaban por él. Tras la Segunda Guerra Mundial, el comienzo de la era nuclear trajo consigo el temor a un nuevo tipo de contaminación procedente de la radiación mortal. El movimiento ecologista fue ganando velocidad en 1962 con la publicación del libro de Rachel Carson «Primavera silenciosa», que advertía acerca del uso agrícola de plaguicidas sintéticos. La científica y escritora Sra. Carson, subrayó la necesidad de respetar el ecosistema en el que vivimos con el fin de proteger tanto la salud humana como el medio ambiente. 
En 1969, las primeras imágenes icónicas de la Tierra vista desde el espacio conmovieron los corazones de la humanidad con su simplicidad y belleza. Verla en una galaxia inmensa a muchos les hizo darse cuenta de que vivimos en Una Tierra, un ecosistema frágil y que hay que cuidar. Aunque estos muchos son pocos comparados con el resto del mundo que le da absolutamente igual lo que le pase a la Tierra, hasta que les afecte.
Al finalizar la década de los sesenta, el mundo se concienció de nuestra responsabilidad a la hora de proteger la salud y el bienestar de nuestro ecosistema, tanto que lo empezaron a poner en práctica. Quien dice el mundo dice los altos cargos y representantes del mundo, pues los Estados Unidos fueron los primeros en convocar una conferencia en Estocolmo sobre el Medio Humano, cuya Declaración final contiene 19 principios que representan un manifiesto medioambiental en la actualidad. 
Hemos estado destruyendo, arrasando, acabando con todo lo que nos rodea, con nuestra madre naturaleza. Sólo con todas las construcciones de viviendas y carreteras hemos echado a perder la mayor parte de la flora en los países desarrollados, pero por si esto no fuera poco, hoy en día cualquiera tira un papel al suelo y no pasa nada porque pensamos que solo es uno, pero si ese uno lo multiplicas por toda la población, tal vez recapacitarías, por lo menos te pensarías no tirarlo.
Tal vez deberíamos pararnos a pensar, pensar en cómo puede ser posible que estemos destruyendo un planeta. Estamos haciendo que en las mañanas de primavera no oigamos a los pájaros cantar; estamos haciendo que el salir a respirar aire puro a la calle se haya convertido en salir y hacer que tus pulmones no se sientan bien; estamos haciendo que en vez de escuchar las hojas de los árboles moverse cuando sopla el viento, escuchemos tráfico. Todo esto para que nosotros llevemos una vida "mejor", más a gusto, más cómoda y más tranquila. ¿De verdad merece la pena? Al parecer la mayoría de nosotros pensamos que si. Ojalá la mayoría no fuera esta.

Silvia González Franco  2º A

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