miércoles, 16 de diciembre de 2015

Am(أمي)

Recuerdo el miedo, la sensación de vacío y la tristeza, las tres fundidas en un eterno abrazo que me quitaba las ganas de vivir. Tras aquella noticia nunca volví a ser la misma, yo lo notaba, mis seres queridos lo notaban; como, poco a poco me iba encerrando en mí misma. La confirmación de que jamás tendría una criatura, me destrozó el alma y me heló el corazón.

El 23 de diciembre cogí un vuelo hacia Iraq (a pesar de las objeciones de mi madre). Una vez allí, me extrañó que no hubiese decoración navideña, tampoco luces ni ambiente festivo, En el camino hacia el hotel compré empanadas, turrón y un pequeño belén para la habitación. A la entrada tropecé con una niña de unos tres años que miraba mi bolsa con unos enormes ojos verdes abiertos de par en par. Me paré y por señas la invité a entrar conmigo, ella indecisa aceptó. Nos sentamos, ella en un pequeño sillón, yo en la cama; no hicieron falta las palabras. Durante los días siguientes nos hicimos compañía la una a la otra, la niña no debía tener familia, o no parecía acordarse de ella, porque en ningún momento se separó de mí. En ese tiempo pensé mucho en mí, en el futuro y también en esa pequeña.

Una tarde, mientras decorábamos la casa, se acercó a mí y con una sonrisa en la cara me dijo: "أمي" Inmediatamente bajé a la recepción a preguntar cuál era la primera palabra de aquella niña a la que había llegado a querer como a una hija."Mamá"- me dijo la señora; en ese momento todas las dudas sobre la idea que llevaba dando vueltas en mi cabeza durante varios días desaparecieron.Tres días después volví a casa con la niña en brazos, la llamé Luz, porque ella iluminó mis Navidades y desde entonces, mi vida entera.

"El verdadero espíritu de la Navidad se encuentra en los demás"

mamá e hija tocando la guitarra





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